jueves, noviembre 30, 2006

P. Gaudencio Machín Gaspar

de la Virgen del Pilar
(1932-2005)
De la Provincia Escolapia de Aragón
Pedro Sanz Navío

El P. Gaudencio nació en Navardún (Zaragoza) el día 8 de agosto de 1932 y fue bautizado dos días después. Recibió el sacramento de la Confirmación el 12 de mayo de 1943, también en su pueblo natal. Sus padres, Basiliano y Josefa, tuvieron además otros hijos: Purificación, que casó con Gerardo Estaún; Martín, casado con Lorenza Lacosta; Ascensión, que murió a los 18 años; María Teresa y Rosario, que profesaron en la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana; María Pilar, muerta a los pocos meses de nacer; Luis, esposo de Ana Mugueta; y Pilar, esposa de Ramón Bara. Su tía Carlota, Hija de la Caridad, influyó más tarde en su vocación y se sintió inmensamente feliz al verlo sacerdote y poder asistir a su Primera Misa cantada. También tenía un primo carnal Agustino Recoleto.

Con estos datos, ni siquiera hace falta constatar que estamos hablando de una familia cristiana y verdaderamente ejemplar por los cuatro costados. Gaudencio realizó los primeros estudios en la escuela de su pueblo y la preparación más inmediata para incorporarse después al Postulantado escolapio de Barbastro, en las Escuelas Pías de Sos del Rey Católico (Zaragoza). Estuvo de Postulante dos años, desde septiembre de 1945 hasta el mismo mes de 1947, bajo la dirección del recordado y apreciado P. Benito Otazu. Pasó a Peralta de la Sal (Huesca), patria de San José de Calasanz, y vistió el hábito escolapio el día 10 de agosto de 1948. Allí mismo haría su Profesión Simple, como Hermano Operario, el día 10 de septiembre de 1950. En esos dos años tuvo tres maestros de Novicios: el P. Francisco Encuentra, que renunció al cargo, el P. José María Panillo, de forma provisional, y el P. Benito Pérez, que permanecería bastantes años en esta delicada misión.

El H. Gaudencio recibió con alegría su primer destino al Colegio Calasancio de Zaragoza, estrenándose como parvulista, a la vez que se ocupaba de la sacristía del colegio y otros menesteres. Como compañero de comunidad aquel año, soy testigo de la delicadeza, alegría, ilusión y amor con que trataba a sus niños, los más pequeños del colegio. Había asimilado pronto y bien el carisma escolapio. Al terminar el curso le dieron nuevo destino al colegio de Escuelas Pías de la calle de Gral. Franco (hoy, Conde de Aranda), donde permanecería dos años como ayudante del afamado e inolvidable parvulista P. Pedro Díez y encargado además de los comedores de internos y de hacer las compras, hasta el verano de 1953. Nueva obediencia a Jaca (Huesca) y clase con losniños de 2º Grado de Primaria; y al curso siguiente (1954) sufre otro traslado; esta vez a Barbastro, donde estuvo muy poco tiempo. De nuevo a Escuelas Pías de Zaragoza en 1954 con los alumnos de 1er Grado.

¿Por qué tantos destinos en tan breve tiempo? ¿Sería éste el motivo por el que pidió la incardinación a la Provincia escolapia de Valencia? ¿O tal vez intuyó que sólo cambiando de Provincia podría llegar al sacerdocio que anhelaba desde los inicios de su vocación y que sentía truncarse definitivamente permaneciendo en Aragón? No lo sabemos y me da la impresión de que su secreto bajó con él al sepulcro.

El H. Gaudencio era feliz con los más pequeños y ésa parecía su vocación definitiva. Obtenida la incardinación, al comenzar el curso 1955-56 se encontraba ya en el Colegio de San Joaquín de Valencia. Le encargaron la clase de Infantil y entre los niños más pequeños tenía sus delicias. En esta Comunidad hizo su Profesión Solemne el día 12 de noviembre de 1956. Permanecería en el colegio de la calle Carniceros hasta 1972, en que es enviado al colegio de la Malvarrosa, donde vivió tres años alternando sus clases con estudios de Teología. En septiembre de 1974 se incorpora a la Comunidad de Gandía hasta el verano de 1979 en que recibe obediencia para América.

Además de atender a su clase de Párvulos y a diversos servicios en favor de la Comunidad y del Colegio, realizó estudios de capacitación para la enseñanza. Cursó el Quinquenio Escolástico de Humanidades en tres cursos, obteniendo muy buenas calificaciones. Luego hizo en Játiva dos cursos de Formación Profesional de 1er Grado con muy buenas notas y calificación global de sobresaliente. Finalmente obtuvo el Diploma de conclusión de estudios del Ciclo Diversificado de Bachillerato. Pensando en su propia formación hizo en el Seminario de los Trinitarios de Valencia dos cursos de Teología, y años más tarde un tercer curso, organizado por la Provincia de Castilla.

Aprendió también el método de la Oración Continua con los niños más pequeños (labor delicada y muy escolapia que no abandonaría hasta la muerte) y una rica y fuerte espiritualidad, que brotó en gran parte de los religiosos de todas las comunidades de la Provincia de Valencia y que ha conseguido óptimos frutos. En esos mismos años nacieron un buen número de selectas vocaciones escolapias.

Llegaba a León (Nicaragua) el día 21 de septiembre de 1979 con una buena preparación y grandes ilusiones. Entregado de lleno al apostolado de los niños, de sus padres y los feligreses de su propia parroquia, se dio cuenta de que estaba necesitando algo más y sintió fuertemente la llamada del Señor al sacerdocio. Allí se fraguó y maduró su vocación sacerdotal y creyó que había llegado el momento de comunicar sus deseos y aspiraciones a los superiores, entre ellos al P. General que giraba visita canónica por aquellas tierras. El P. Balcells le animó, le apoyó y le indicó el lugar donde podía concluir sus estudios teológicos, una vez tratado el asunto con el Padre Viceprovincial. Todos ellos supieron comprenderle y no lo dudaron un momento.

Inmediatamente le enviaron al Seminario Nacional “Cristo Sacerdote” de La Ceja en Antioquia (Colombia) para realizar los estudios eclesiásticos (1985-1987), que terminó felizmente. El 26 de octubre de 1986 se ordenaba de diácono en Antioquia. Su residencia, en contacto con los juniores colombianos y sus frecuentes visitas al noviciado, debieron influir muy positivamente en aquellos formandos americanos. Consu madurez y experiencia, con su espíritu religioso y su piedad sincera hizo mucho bien en aquella aún viceprovincia. Porque el P. Gaudencio era siempre delicado y atento con cuantos estaban a su alrededor.

Recibió la ordenación sacerdotal de manos del obispo auxiliar de San José de Costa Rica, monseñor Antonio Troyo, el día 2 de julio de 1987. El día 9 de julio celebraba su primera misa en la santa capilla del Pilar, ante la Reina y Patrona de la Hispanidad. Al día siguiente la decía en la Casa Amparo de Zaragoza, donde su tía Carlota anhelaba el momento de participar en la misa del sobrino. El día 19 fue en Alagón, donde sus dos hermanas religiosas de Santa Ana le esperaban con emoción incontenible. Y el sábado, día 18, celebró su primera Misa Solemne en el Santuario de Nuestra Señora de Valentuñana, acompañado de sus familiares, del vicario provincial de Valencia y de un numeroso grupo de escolapios valencianos y aragoneses. El P. Dionisio Cueva fue el predicador por expreso deseo del misacantano.

Al regresar de sus vacaciones en España, recibe obediencia para la República Dominicana. Va, en concreto, a La Romana, casa de la Viceprovincia en una de las zonas más pobres de la nación caribeña. Ese era precisamente su deseo: trabajar con los más pobres. Su celo por las almas fue desplegándose poco a poco por los colegios, por los poblados cercanos y por las distintas parroquias. Palpaba la pobreza y veía tantas necesidades que todas las hubiera quería remediar. A mediados de 1989, el Sr. Obispo, de acuerdo con el P. Provincial le encargó la terminación de las obras de la nueva parroquia de San Eduardo y, terminadas éstas, le pidió que fuera el Párroco de la misma.

Aceptó de buen grado y fue muy feliz cumpliendo el mandato de los superiores y entregándose de lleno a la labor pastoral de la misma y de las capillas de los campos.

Hay información gráfica del momento en el que hace la entrega, en la Urbanización Quisqueya, de las llaves de 258 viviendas a igual número de obreros y una Escuela Parroquial de 10 aulas dotadas de todo el mobiliario necesario, con un costo superior a un millón de pesos, para la educación de los hijos de los trabajadores. Estas instalaciones fueron levantadas en un área de 53 mil metros cuadrados y están dotadas de servicio eléctrico, incluidas farolas de mercurio, agua potable, calles asfaltadas, sistema de drenaje, contenedores, áreas verdes y estacionamientos. Este fue un día grande para el P. Gaudencio que, emocionado, agradeció a la empresa Central Romana todo lo que había hecho por los pobres en esta parroquia de San Eduardo. Su alegría fue inmensa, incontenible.

En 1992 regresaba definitivamente a España. Venía enfermo. Fue destinado a Albacete, donde fue muy feliz, especialmente con los niños más pequeños, a los que dedicó además muchas horas en la práctica de la Oración Continua. Fue recuperándose de su enfermedad, aunque quedaba algo, que iría manifestándose a través de estos primeros años en España. Poco tiempo después escribía estas líneas, llenas de gratitud y cariño: “He estado en León (Nicaragua), en los “gamines” de Colombia y en La Romana (República Dominicana). En los tres he trabajado con gran ilusión y cariño.

¨No me he tenido que esforzar para “animar y motivar” a los alumnos. No he tenido más que dejar hablar al corazón y contar la experiencia vivida con ellos en aquellos lugares durante catorce años”. Vine de la Provincia de Aragón “cedido” para terminar el curso 1954-55 y he estado 40 años. He sido feliz, pero siempre he pensado en mi Provincia, la de mi vocación y mi formación”.

En este tiempo le plantearon la necesidad de saber valenciano para dedicarse a la escuela y a los niños. Pero, para esto, no se sintió con fuerzas y pidió de nuevo regresar a su antigua Provincia de Aragón, en la que comenzó un nuevo curso (1994-95) en el Colegio Calasancio y, en octubre de 1995, quedaba de nuevo oficialmente incardinado a esta Provincia. Y no rehuyó el trabajo: era coadjutor de la Parroquia, suplente del Párroco, profesor de Religión de 6º EGB, iniciador de la Oración Continua en el Colegio y en la Provincia y en 1999 también de la del Colegio de Escuelas Pías.

Además llevaba la Pastoral del Colegio Pompiliano de las MM. Escolapias y más tarde atendería pastoralmente a los ancianos de la Residencia de “Parque Dorado”. Colaboraba también en la pastoral sacramental de los alumnos. Le quedaba tiempo para cuidar de la Biblioteca de Comunidad o del comedor de los mediopensionistas, de la Sacristía de la Iglesia y de la Enfermería.

Desde octubre de 2002 está en la comunidad de Alcañiz y atiende igualmente la Oración Continua de Infantil y Primaria, la Iglesia, la Biblioteca de Comunidad, es Cronista de la Comunidad y del Colegio y hasta apoya varias horas por semana a la recepcionista del Colegio. Apenas podía más. Estaba enfermo. No todos captaron esta situación. Y él sufría. Sólo está un año en Alcañiz.

En octubre de 2003 lo encontramos ya en Logroño. Comienza el curso con el mismo espíritu de siempre. Responsable de la Oración Continua de los niños de Preescolar hasta 4º de Primaria, fundamentalmente. Es miembro del Consejo Escolar y del de Pastoral; y capellán de la “Obra Misionera de Jesús y María”.

Comienza el curso escolar 2004 - 2005 con nuevos bríos. Pero pronto se sintió tan enfermo que no podía con sus fuerzas y hubo de ser trasladado a la Enfermería Provincial de Cristo Rey de Zaragoza. Se vio obligado a ir de médico en médico hasta conocer la causa de todos sus males. Estaba enfermo de cáncer de próstata.

Pasaron varios meses hasta caer definitivamente en cama. Sufrió mucho en esta última enfermedad, pero nadie lo oyó quejarse ni lamentarse, sino que se puso en las manos de Dios, pidiéndole que se cumpliese su santa voluntad. Recibidos los santos sacramentos con gran fervor, entregó su alma a Dios el día 2 de enero de 2005.

El P. Gaudencio fue un religioso ejemplar, entregado, identificado con su vocación con los niños más pequeños.¡Cómo corrían y jugaban los chiquitines en aquellos campos dominicanos verdes y repletos de arbolado, en aquellas instalaciones tan bien terminadas! Era todo un parvulista. Lo querían los niños y las familias. Estaba realmente integrado en la misión calasancia. Ahí descansaba su espíritu, compensando la soledad que encontraba a veces en las relaciones comunitarias, al querer imponer un perfeccionismo que no todos aceptan de buen grado. Nunca tuvo enfrentamientos con nadie; quizá algunas veces ciertos distanciamientos, porque era puntual y cumplidor de sus obligaciones y actos comunitarios.

Descanse en paz este escolapio sencillo, cariñoso, sacrificado y piadosísimo, modelo de religioso servicial, atento y complaciente.

Pedro Sanz Navío

7 Comments:

At 4:32 a. m., Blogger Joan Banyuls said...

Tuve el inmenso honor de ser alumno del Hermano Gaudencio en el colegio de la Escuelas Pías en Gandia. Acabo de enterarme por su escrito de que falleció en el año 2.005, lo que lamento profundamente. El Padre Gaudencio, fue una persona entrañable, que además de ser el organizador de las competiciones deportivas de la escuela y de la escolanía, fue el que nos introdujo en la naturaleza, pues con él salíamos de acampada a disfrutar de nuestro entorno. Yo lo conocí cuando estudiaba 4º de E.G.B., es decir, a los 9 años, y tuve contacto con él hasta que se marchó en 1.979, cuando yo ya cursaba 8º de E.G.B., con 14 años de edad. A veces nos aprovechábamos de su excelente carácter y le hacíamos sufir, pero el nunca nos lo tuvo en cuenta. Durante ese tiempo yo canté en la escolanía, y recuerdo que cuando se acercaba las fechas de las comuniones, nos decía durante los ensayos: "El domingo la Iglesia tiene que parecer un trocito de cielo". Estoy seguro de que ahora ese "trocito de cielo" lo ocupa el mismo. Espero algún día volver a cantar para él. Jamás lo olvidaré. Joan Banyuls, ex-almunno del colegio Escuelas Pías de Gandia.

 
At 2:58 p. m., Anonymous Anónimo said...

Los que tuvimos la gran suerte de ser alumnos del padre Gaudencio, es seguro que nunca lo podremos olvidar.Su sencillez su bondad ,su sonrisa llena de ternura, mas un inmenso caudal de amor.tuve la suerte, el honor de ser su alumno en las Escuelas Pias de Valencia.Queridisimo Padre Gaudencio , gracias por todo lo dado, por tanto amor regalado, por tu paciencia, por el caton.pasan y pasaran los tiempos y siempre estaras en mi corazon , que DIOS TE BENDIGA,yo lo hago por haber tenido la inmensa suerte de ser su alumno.Francisco de joaquin,ex alumno Escuelas Pias de Valencia:

 
At 7:27 p. m., Anonymous Anónimo said...

Luis Mañez, yo fui alumno del padre Gaudencio en Esolapios Carniceros de Valencia, nunca olvidare su bondad y acariño hacia los alumnos, era el año 67 y la clase de parvulos, ayudado por D.Jose, que sigue en el cole, siempre fue una buena persona y no recuerdo una sola reprimenda, siempre pendiemte de nosotros y haciendonos pasar unos ratos increibles, algunos no recuerdan a sus profesores pero seguro que todos nos acordamops del Padre Gaudencio, gracias por todo y descanse en paz

 
At 7:28 p. m., Anonymous Anónimo said...

Yo también tuve el honor de recibir docencia de parte del Hermano Gaudencio y la verdad es que en aquel entonces aparte de las enseñanzas que recibíamos en el colegio San Eduardo de La Romana, Rep. Dom., teníamos esperanza gracias a el, pues era una persona que aparte de ser educador nos enseñaba a pensar, cariñoso, jugaba con todos los niños y en cuanto a lo social, hizo tanto en la comunidad que todavía queda su trabajo aun después de mas de 20 años, un hasta siempre al P. Gaudencio de parte de todos los que le quisimos en vida y le recordamos

 
At 1:53 p. m., Anonymous Anónimo said...

Tuve de profesor al padre Gaudencio en 1º de EGB, en las Escuelas Pías Malvarrosa (Valencia)en el año 1973. Me enseñó a leer, escribir, sumar, restar...a rezar. Siempre recuerdo con cariño sus métodos de enseñanza. Entre otros, recuerdo que nos organizaba en equipos de 6 alumnos, y competíamos entre nosotros a ver quién se lo aprendía antes. Ir al colegio y aprender era una diversión.Descanse en paz.

 
At 2:18 a. m., Anonymous Anónimo said...

A mi me enseño a leer, era el año 1965 (creo) en los Escolapios de la Calle Carniceros de Valencia. Puedo resumirlo diciendo que fue el mejor profesor que he tenido en mi vida, contando todos, colegio, dos carreras universitarias, master, postgrados etc. Tampoco he conocido nadie mejor que haya dado clase a mis tres hijos.
Como docente era un auténtico portento. ¡Cuanto tendrían que aprender todos de él, educadores, profesores, políticos y ministros!-
Siempre recordaré partiendo por la mitad el taco de tizas solamente con las manos y los niños ayudandolo "mentalemnte"; cómo venía con regalos y caramelos cuando regresaba de sus viajes a Madrid; cómo explicaba la historia de España: iberos, celtas, fenicios, ... a niños de 5 y 6 años dibujando un mapa en la azotea del colegio; o geometría con una cuerda, tiza y regla, en el suelo del mismo sitio: circunferencia, radio, diámetro, cuerta, tangente, ... Imposible olvidar aquellas lecciones.
Las letra y sílabas con unas cartas o tarjeta con dibujos y todos los niños repitiendo.
Un auténtico genio del conocimiento intuitivo.
Y un persona de una bondad y paciencia infinita.
Francisco Javier Arteaga (un alumno privilegiado)

 
At 1:15 p. m., Anonymous Anónimo said...

Lo recuerdo de los escolapios de Valencia, gran persona. Lo tuve en párvulos y aún lo recuerdo

 

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